lunes, 1 de abril de 2024

ella

No sepulté a mi madre.
En la tierra árida no la dejé.
Su espíritu, flor del desierto, se liberó, mas no se fue.

Ella, flor nacida en el desierto, resistente y valerosa,
sus raíces, fuertes y hondas, en la tierra arenosa.

Ella, voz, agua y sal entremezcladas, en la brisa nocturna susurra profecías.
Cantos de cuna, ecos de tormentas y alegrías.

Ella, manto de la noche, velo de estrellas, vigilia de mi sueño, y de mis amores.
De mi desvelo compañía, ángel guardián de mis albores.

No sepulté a mi madre.
En mi corazón vive y es presencia.
Su voz, me acompaña, pero más su oído, confidente de mis cantos y latidos.

Ella, escucha mis historias, alegrías y lamentos,
escucha sin juzgar, con tierno amor.
En el silencio encuentro su abrazo, refugio donde mi alma encuentra su calor.

No sepulté a mi madre.
Vive en mi canto, en mi risa, en mi alma.
Su amor, es luz que no se apaga, su canto, un abrazo que trae calma.



Twitter: Owiruame

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