En esta ciudad llamada insomnio se me atraviesan todas las calles congestionadas de recuerdos.
Recuerdos de un pasado que ya no existe, pero que sigue vivo en mi mente. Recuerdos de personas que ya no están, pero que siguen presentes en mi corazón. Recuerdos de momentos que nunca olvidaré, pero que nunca podré volver a vivir.
Esta ciudad es un laberinto de calles estrechas y oscuras. Las paredes están cubiertas de graffitis de colores, plasmando los diferentes estados de ánimo por los que paso cada noche.
En cada esquina hay una sorpresa. A veces, me encuentro con un viejo amigo, que me cuenta una historia de su vida. A veces, me encuentro con un amor perdido, que me pide volver. A veces, me encuentro con un fantasma, que me advierte de un peligro inminente.
Esta ciudad es una trampa. Es difícil escapar de ella. Pero, a pesar de todo, no quiero dejarla... Porque en esta ciudad, nunca estoy solo.
Recuerdos de un pasado que ya no existe, pero que sigue vivo en mi mente. Recuerdos de personas que ya no están, pero que siguen presentes en mi corazón. Recuerdos de momentos que nunca olvidaré, pero que nunca podré volver a vivir.
Esta ciudad es un laberinto de calles estrechas y oscuras. Las paredes están cubiertas de graffitis de colores, plasmando los diferentes estados de ánimo por los que paso cada noche.
En cada esquina hay una sorpresa. A veces, me encuentro con un viejo amigo, que me cuenta una historia de su vida. A veces, me encuentro con un amor perdido, que me pide volver. A veces, me encuentro con un fantasma, que me advierte de un peligro inminente.
Esta ciudad es una trampa. Es difícil escapar de ella. Pero, a pesar de todo, no quiero dejarla... Porque en esta ciudad, nunca estoy solo.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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