Preferentemente con disponibilidad de jugar en horas hábiles e inhábiles.
Que se deje mirar a hurtadillas y a veces directamente a los ojos, sin timidez ni vergüenza.
Que se ría de mis chistes (aunque sean malos) y no le tema a ser protagonista de mis versos.
Que no dude al escribir en la arena nuestra historia, para que, cuando el viento sople, comencemos una nueva.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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