viernes, 1 de diciembre de 2023

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Irma caminaba lentamente, disfrutando de la paz y la tranquilidad de la tarde. De pronto, levantó la vista y vio a un hombre sentado en un banco. El hombre leía un libro gordo de Roald Dahl que identificó de inmediato porque ella misma tenía uno en su mesa de noche.

Irma se quedó mirándolo durante unos segundos. El hombre también la miró, y sus miradas se cruzaron.

Irma sintió un extraño sentimiento en el pecho. Era una sensación de familiaridad, como si ya lo conociera.

El hombre se levantó y se acercó a Irma.

Hola - dijo.

Hola - respondió Irma.

¿Te puedo acompañar? - preguntó el hombre.

Irma dudó unos segundos. No sabía qué responder.

Por supuesto - dijo finalmente.
Él sonrió y los dos comenzaron a caminar juntos.

Hablaron durante una hora, que a Irma le parecieron unos cuantos minutos. Ella le contó al hombre sobre su vida, sus libros y sus proyectos.  Él le contó sobre su trabajo, sus viajes y sus sueños.

Cuando llegó el momento de despedirse, Irma sintió una tristeza. No quería que el hombre se fuera.

A veces me encuentro contigo cuando no te espero - dijo él. Así que nos volveremos a ver - concluyó.

Él se inclinó y le dio un beso en la mejilla.  Hasta pronto - dijo.

Hasta pronto - respondió ella.

El hombre se alejó, Irma lo vio desaparecer entre la gente.

Se quedó allí, mirando hacia donde se había ido. No sabía quién era, pero no sabía si no lo olvidaría... o si no lo había olvidado de otros tiempos.

Twitter: Owiruame

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