martes, 5 de diciembre de 2023

la estrella

Recuerdo como si fuera ayer el día que encontré la estrella. Tenía unos ocho años y estaba jugando en el jardín. De repente, vi un destello de luz en el cielo y, al instante siguiente, una pequeña piedra se estrelló a mis pies.  Era una estrella pequeña, del tamaño de una canica, pero brillaba con una intensa luz azul.

La recogí y la guardé en mi bolsillo. ¡No podía creerlo! Tenía una estrella real en mis manos. Al llegar a casa, la puse en una caja de zapatos y la escondí en el fondo de mi armario.

Durante los años siguientes, la estrella se convirtió en mi tesoro más preciado. La miraba de vez en cuando y recordaba el día que la encontré. Era un recuerdo  de lo maravilloso sorprendente que puede llegar a ser el universo, y la vida.

Los años pasaron, y yo crecí. Me convertí en adulto, tuve una familia... Y un trabajo de esos que tienen un horario de 9:00 a 17:00 y descanso los fines de semana. Poco a poco fui olvidando mi estrella, su brillo y maravilla.

Hace unos días, estaba ordenando mi armario cuando encontré la caja de zapatos. La abrí y vi la estrella dentro. Estaba un poco sucia y opaca, pero todavía brillaba con una tenue luz azulada.

La saqué de la caja y la miré durante un largo rato. Pensé en todo lo que había pasado desde que la había encontrado. Pensé en mi infancia, en mi familia, y en todas las cosas que había aprendido en la vida.

No sabía qué hacer con la estrella. ¿Debía guardarla para siempre? ¿Debía regalarla a alguien? Por un momento pensé en volver a ponerla en la caja y guardarla nuevamente.

Entonces, tomé una decisión:  La estrella debía volver al cielo.

La envolví en un pañuelo y la puse en mi bolsillo. Al llegar la noche, salí al jardín y la lancé al cielo.

La estrella subió y subió, hasta que se perdió en la oscuridad de la noche.

Miré hacia arriba y sonreí. Mi estrella estaba en un lugar mejor, donde brillaría para siempre.


Twitter: Owiruame

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