La verdad es que Ícaro, después de haber ayudado a Ariadne y Teseo con el laberinto de Creta; escapó volando con unas alas inventadas por él. Voló hacia tierras lejanas donde se dedicó a seguir inventando todo tipo de artefactos, armas e instrumentos con los cuales los héroes de la antigüedad desafiaron a los dioses y les vencieron.
Fueron los nuevos dioses quienes revivieron la historia de Dédalo, para evitar que otros osados inventores desafiaran las leyes de la naturaleza impuestas por ellos para someter a los hombres.
De Ícaro puedo aprender que la imaginación puede ser peligrosa para otros y de Dédalo que siempre habrá quien intente contener el poder de la imaginación.
ResponderBorrar"Quiso volar igual que las gaviotas... Pero eso es imposible"