Hoy, mientras caminaba con mi hija por el parque, encontramos un “escarabajo pelotero”*.
Lo observamos por unos minutos, mientras con sus patas traseras empujaba una bola de boñiga. Al percatarse de nuestra presencia, se paró sobre la pelota y al parecer, nos enfrentó como defendiendo “su tesoro”.
Nos alejamos y lo dejamos continuar con su tarea. Mientras nos alejábamos pensé: cuántos de nosotros vamos arrastrando por este mundo cosas que consideramos “tesoros” y estamos dispuestos a dar la vida por ellos... cuando en realidad, no son otra cosa sino mierda.
*el escarabajo pelotero introduce sus huevecillos en las bolas de boñiga a manera de nido.
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